En Venezuela existe una tradición culinaria en Semana
Santa, en la cual, el día más importante, siempre es el jueves porque la
familia come unida alrededor de "siete potajes" que adornan su mesa.
Es una tradición que viene de nuestros pueblos andinos, y que ha llegado a
todas las ciudades por la migración de las familias hacia otros pueblos de
nuestro país, lo de los siete potajes es más que todo una tradición cultural
que se mezcla con lo religioso, en los pueblos de Mérida, se vive con más
fervor.
¿De qué se trata esta tradición?
Pues de la reunión a la mesa a mediodía del jueves santo
para compartir un almuerzo en el que por lo menos deben servirse siete
preparaciones distintas entre dulces y saladas. Simplemente, una herencia de
mis hondas raíces andinas, porque definitivamente los andinos son los
guardianes de las costumbres religiosas traídas por los españoles. No hay otro
lugar en el país donde se realicen tantos ritos y tradiciones religiosas como
en esta zona. Ya son bien conocidas las paraduras, los pesebres, las
procesiones del Nazareno, los vía crucis, entre otros, cuyos sellos han estado
presente por más de cuatro siglos.
En vísperas del ayuno del viernes santo y para conmemorar
la última cena se acostumbraba en el Siglo XIX celebrar en las casas de las
familias más pudientes el banquete los siete potajes.
Durante el jueves y el viernes santo, debido a la
prohibición católica de consumir carnes rojas, en Mérida y en el Táchira,
especialmente en los pueblos fronterizos como Tovar, de donde era mi abuela, y
al igual que en en los pueblos del departamento del Norte de Santander, en
nuestro hermano país Colombia, se acostumbra comer una serie de preparaciones
en conmemoración de las siete palabras que pronunció Jesús antes de morir.
Estos "siete platillos", como también se les
llama, constan de "sopa, arroz, pescado, macarrones, ensalada (zanahoria,
cebolla, lechuga, remolacha), torta y dulce.
Tanto las familias más acomodadas como las más humildes
preparan, de acuerdo con sus posibilidades, suculentas comilonas en las que se
destacan: fiambres, lechones, pavos, corderos, gallinas, pescados, encurtidos,
quesadillas e infinidad de dulces. Todas estas delicias, llamadas “siete
potajes”, en la mayoría de los casos consisten básicamente en trucha conservada
con sal acompañada con sopa de arvejas, arroz, ensalada, cambur verde
sancochado, jugo de frutas y dulce de cabello de ángel.
Según la tradición, el consumir los siete potajes
asegurará el tener comida y prosperidad durante todo el año.
El jueves santo se consumen siete potajes de carne de
res, gallina, pavo, cabrito, cerdo, pato y tortuga; el viernes santo se
consumen siete potajes de pescado, langostinos y mariscos.
¿Y cuáles son los potajes tradicionales de nuestra mesa
merideña?
Los platos para esta tradición varían siempre que sean
siete platos que se coloquen a la mesa pero generalmente en todas las mesas
coinciden los siguientes:
• Pastel de Atún
• Sopa de lentejas
• Sopa de arvejas
• Arroz con coco
• Plátano horneado o frito
• Pastas (en cualquier preparación)
• Pescado seco, preparado con verduras