La
palabra pizza se comenzó a usar en el año 997 en latín medieval de la ciudad de
Gaeta y posteriormente fue hallada en el pueblo de Penne D'Abruzzo en el año
1195.
Algunos
afirman que la palabra proviene de pinsa, participio pasado del verbo latino
pinsere, que significa machacar, presionar, aplastar. Esta descripción
etimológica hace referencia a la manera de elaborar la masa de la pizza, así
como a su origen en una forma de pan plano, aplastado sobre el piso del horno.
Ahora,
según el diccionario etimológico de Zanichelli la palabra “pizzo” procede de
Alemania. En el antiguo alemán bizzopizzo significaba mordisco, trozo de pan.
En el siglo XII pizzo se convierte en pizza e indica "un pequeño pan
redondo y tierno", típico de los pueblos lombardos.
Cabe
señalar que los panes planos son una tradición en todo el Mediterráneo. Quizá
de antiguo origen Persa, este pan fue introducido en la Magna Grecia (Italia
meridional) por los primeros colonos griegos.
En el
siglo III dC, la primera historia de Roma, escrita por Catón el Viejo, menciona
una “masa redonda aderezada con aceite de oliva, hierbas y miel, horneada sobre
piedras”. Se han encontrado posteriores evidencias que datan del 79 dC en los
restos de Pompeya. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz tiendas
con una gran similitud a una pizzería moderna.
Muchos
autores afirman que la pizza, tal y como se conoce en la actualidad, procede de
la ciudad de Nápoles (Italia) y aparece como plato popular entre los
napolitanos, en algún instante no definido del siglo XVII.
Es
muy seguro que la pizza naciera de un alimento elaborado por los habitantes
humildes de la ciudad de Nápoles y la composición no fuera tan variada como la
actual.
Quizás
en un principio fue un pan elaborado con una especie de masa de cereales puesta
al sol, o a una fuente de calor como una piedra, y con algún condimento encima.
En
Nápoles está la pizzería Port’Alba, considerada como la primera pizzería del
mundo.
En
1738 empezaron a producir pizzas para llevar y en 1830 se expandieron a una
especie de pizzería-restaurante con mesas y camareros. Hoy sirven pizza bajo
las mismas premisas.
La
pizza de Nápoles es famosa, y ya en 1830 el escritor Alexandre Dumas la
describió en su novela “Le corrícolo”. Dumas describe la pobreza de la gente
que habita la ciudad, a los que denomina lazzaroni y describe cómo esa gente
humilde desayunan, almuerza y cena un pan plano al que añaden diversos
ingredientes.
Cabe
señalar además que la cocina napolitana es muy estricta con la elaboración de
su pizza. Los puristas, por ejemplo, dicen que sólo se deben servir las dos
pizzas “verdaderas”: la marinara y la margherita. La marinara es la más antigua
y tiene un recubrimiento de salsa de tomate, orégano, ajo, aceite de oliva y
algo de albahaca.
La
pizza margherita en tanto, se atribuye a una pizza que preparó un tal Raffaele
Espósito, para la reina Margherita Teresa de Saboya. De tres pizzas elaboradas,
la reina se encantó con una, a la que posteriormente pusieron su nombre.
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